En el 2020 las infecciones intestinales fueron el tercer tipo de enfermedad más común, mientras que las úlceras, gastritis y duodenitis ocuparon el quinto lugar, detrás del COVID-19 situado en cuarto lugar, según informes de Statista (A).
Problemas digestivos como acidez estomacal, flatulencias, inflamación abdominal, estreñimiento y diarrea suelen ser un espejo de lo que sucede en el sistema digestivo. Cuando hay una buena salud digestiva, es poco probable que se presenten los síntomas antes mencionados y el sistema inmune funciona mejor; recuerda que el 70% de la microbiota se encuentra en los intestinos. En ocasiones dichos signos son alertas de algún padecimiento más complicado.
Una microbiota intestinal en equilibrio juega un rol importante en la salud digestiva. WebMD, reporta que cuando se encuentra fuera de balance aparece la disbiosis, la cual suele provocar enfermedades intestinales y de otro tipo como (B):
- Síndrome del intestino irritable.
- Enfermedad inflamatoria intestinal
- Diabetes.
- Obesidad.
- Cáncer.
- Problemas cardiovasculares
Cuando la microbiota está desequilibrada, también provoca que el sistema inmunológico reaccione de forma exagerada, incluso desencadenará problemas psicológicos y neurológicos, de acuerdo con información publicada en The Journal of Neuroscience.
Para lograr que la microbiota esté en balance y reducir el riesgo de sufrir alteraciones intestinales, los especialistas de Journal of Gastroenterology and Hepatology, sugieren integrar ciertos hábitos nutricionales (C):
- Ingesta de probióticos, microorganismos vivos contenidos en alimentos fermentados y que incrementan las bacterias benéficas en los intestinos, de acuerdo con World Gastroenterology Organisation. Los encontrarás fácilmente en el yogur natural, queso cottage, chucrut, kimchi, vinagre de manzana y miso; su presentación es en tabletas o gotas.
- Consumo de prebióticos, contienen fibras no digeribles que fermentan el tracto gastrointestinal, donde alimentan a las bacterias probióticas e incluso pueden convertirlas en otras sustancias saludables, según información de Mayo Clinic. Búscalos en las alcachofas, puerros, repollo y avena.
- Dieta baja en oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables.
- La nutrición basada en verduras y frutas, es una forma efectiva de promover un ecosistema diverso de microbios benéficos para la microbiota, de acuerdo con frontiers in Nutrition (D). Por ejemplo, los polifenoles incrementan los Lactobacillus y Bifidobacterium, con habilidades anti patógenas, antiinflamatorias y hasta ofrecen protección vascular. Es posible obtenerlos de frutos rojos, jitomate, berenjena, betabel, garbanzos, cacao y té verde.