Se estima que en 25 años (2048) la resistencia bacteriana podrá ser responsable de la muerte de 10 millones de personas al año a nivel global.1
La también llamada “pandemia silenciosa”, se trata de una preocupación a nivel mundial, no sólo por el número de muertes que ocasiona hoy en día, si no por lo que conllevan los tratamientos y las pérdidas económicas derivadas de la resistencia bacteriana.1
¿Cuáles son los datos a nivel mundial de la resistencia bacteriana?
A nivel global, cada vez son más frecuentes las infecciones causadas por la resistencia bacteriana, algunas difíciles de tratar o prácticamente incurables.2
Tan sólo en 2014 en Estados Unidos y Europa murieron 50,000 personas a causa de la resistencia bacteriana. A nivel mundial, la cifra ascendió a más de un millón de personas. En 2019; las muertes causadas por este problema de salud pública global fueron de 1,27 millones debido a infecciones multirresistentes y de 5 millones de personas a causa de la resistencia bacteriana.3
Es necesario señalar que las diferencias en la cantidad de uso de medicamentos antimicrobianos y las desigualdades entre los países han dado paso al incremento en el uso de antibióticos, por lo que ha aumentado su consumo en un 40% entre 2000 y 2010.3
La resistencia bacteriana cada vez se presenta con mayor frecuencia en los tratamientos. Según datos del informe del Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos y de su Uso (GLASS), se notificaron niveles de resistencia bacteriana de hasta 50% en bacterias que son causa frecuente de septicemia en hospitales, como Klebsiella pneumoniae o Acinetobacter spp. En un 8% de las septicemias causadas por Klebsiella pneumoniae se mostró resistencia a los carbapenémicos utilizados en su tratamiento. Esto aumentó el riesgo de muerte por una infección no tratable.4
Otros ejemplos de resistencia bacteriana son: más del 60% de las cepas aisladas de Neisseria gonorrea, han mostrado una resistencia a uno de los antibacterianos más utilizados por vía oral: el ciprofloxacino. Y más del 20% de las cepas aisladas de E. coli, han resultado resistentes tanto a los fármacos de primera línea (ampicilina y cotrimoxazol) como a los tratamientos de segunda línea (fluoroquinolonas)4.
¿Qué es la resistencia bacteriana?
Las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos cambian a lo largo del tiempo. La resistencia bacteriana se presenta cuando, debido a estas modificaciones, los medicamentos dejan de responder, dificultando el tratamiento de las infecciones e incrementando el riesgo de propagación de las enfermedades, así como la aparición de formas graves de enfermedad que pueden, incluso, llevar a la muerte.5
A consecuencia de la farmacorresistencia, los antibióticos y otros medicamentos antimicrobianos se vuelven ineficaces, por lo que las infecciones son cada vez más frecuentes o imposibles de tratar.5
Además, la resistencia bacteriana cada vez se vuelve una amenaza mayor a la salud pública mundial. Fenómeno que se incrementa de forma interminable, mientras se limitan de forma progresiva las posibilidades de emplear antibióticos que en su momento combatían determinadas enfermedades.5-6
¿Cómo surge la resistencia bacteriana?
La resistencia bacteriana surge por el uso de antibióticos que afectan directamente a las bacterias (sea que causen o no enfermedades). El uso excesivo de antibióticos es el que ha provocado el aumento de la resistencia bacteriana, que está acompañada de ciertas prácticas:7
¿Cómo se puede prevenir la resistencia bacteriana?
Los microbios asociados a la resistencia bacteriana se encuentran en personas, animales y el medioambiente. Se pueden propagar entre personas y animales, incluso, a través de los alimentos de origen animal y de una persona a otra.5
El control deficiente de la infección, las condiciones sanitarias inadecuadas y la manipulación incorrecta de los alimentos fomentan la propagación de la resistencia bacteriana.5-6
La resistencia bacteriana puede evitarse, o al menos contralarse7-8:
Referencias: